La hepatitis C y otros tipos de enfermedades hepáticas son una preocupación importante para los latinos, el grupo étnico más grande y en mayor crecimiento de los Estados Unidos. Estudios han demostrado que los latinos son más propensos a tener la hepatitis C que la población general de los EE.UU.
De acuerdo con los últimos datos sobre hepatitis C de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los indios americanos y los nativos de Alaska tienen la incidencia más alta de VHC, o tasa de nuevas infecciones. En la actualidad los blancos se encuentran en segundo lugar, mayormente debido a un aumento de casos relacionados con la epidemia de opiodes. Los afroamericanos y los latinos tienen similares tasas de aumento lentas, seguidos por los asiáticos y los originarios de las islas del Pacífico.
Pero los latinos en los Estados Unidos son una población diversa, y las tasas varían ampliamente entre los grupos. De acuerdo con un estudio de 2014, los hombres de Puerto Rico eran muy propensos a tener hepatitis C, con una tasa de prevalencia de casi el 12%; los hombres de origen mexicano, cubano, dominicano o centroamericano tenían tasas intermedias; y los de sudamérica tenían las tasas más bajas, a 0.4%. Esto demuestra la importancia de estudiar el VHC en comunidades latinas específicas.
Si bien los latinos pueden tener menos probabilidades de contraer el VHC que los blancos, tienen un 40% más de probabilidades de morir debido al mismo. La enfermedad hepática crónica y la cirrosis no están dentro de las 10 principales causas de muerte para la población general, la blanca o la negra de los Estados Unidos. Pero es la séptima causa de muerte en general para los latinos, subiendo al tercer puesto de causa de muerte entre los que tienen entre 55 y 64 años.
Varios estudios han demostrado que en general, los latinos presentan una progresión más rápida de la enfermedad de la hepatitis C y desarrollan cirrosis a una edad más temprana. Esto puede deberse a que los latinos son más propensos a tener enfermedad no alcohólica de hígado graso (NAFLD, por sus siglas en inglés) y en su forma más grave, esteatohepatitis no alcoholica (NASH). La enfermedad de hígado graso está relacionada con tasas más altas de obesidad, diabetes y síndrome metabólico en esta población. De acuerdo con las estadísticas del CDC de 2018, el 41% de los hombres latinos y el 48% de las mujeres latinas pueden clasificarse como obesos. El consumo más frecuente de alcohol también puede jugar un papel en la progresión de la enfermedad hepática.
Además, los latinos tienen menos probabilidades de obtener atención y tratamiento para la hepatitis C y otras enfermedades hepáticas oportunamente. Los factores que contribuyen a esta disparidad incluyen barreras de lenguaje, reticencia a acudir a la atención médica debido al estatus migratorio y a una cobertura de salud inadecuada. De acuerdo con el CDC, aproximadamente una de cada cinco personas latinas de menos de 65 años no tiene seguro de salud.
Sin embargo, cuando reciben tratamiento para la hepatitis con los medicamentos más nuevos, los latinos tienen una alta tasa de cura. Si bien algunos estudios tempranos mostraban que las personas latinas no respondían tan bien a la vieja terapia basada en interferon, este no parece ser el caso con las terapias de acción antiviral directa.
Estas disparidades resaltan la necesidad de educación culturalmente sensible acerca de la importancia de las pruebas y tratamiento del VHC, así como de mejorar los esfuerzos para aumentar la cobertura y proveer atención médica para todos.
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