“Me tiraron una bomba por teléfono”
Fui diagnosticada VIH positivo en 1993. Me lo dijeron por teléfono y se me vino el mundo encima. Veinte minutos después llegó de la escuela mi hijo de 14 años. Él fue la primera persona en enterarse. Ese mismo día había tenido una jornada especial en la escuela sobre el SIDA, por lo que comprendió mejor la situación. A mis otros dos hijos les dije cuando crecieron un poco más; cuando mi niña se enteró me dijo que me amaba sin condiciones.

“Mi familia no sabía nada sobre el VIH”
Ese mismo día llamé a mi familia en Nueva York para informarles. Mi mamá y una de mis hermanas viajaron a California para apoyarme. Sin embargo, mi otra hermana me preguntó que cómo les podía yo hacer esto. Ahora ella está mejor informada y hoy me acepta y me quiere como antes.

“Ahora me toca a mí”
Me volví activista. Actualmente doy pláticas en las escuelas y he participado en varios documentales. Para mí es muy importante compartir mi historia, pero sobre todo, informar a las personas sobre cómo se pueden proteger contra el virus. Nunca me imaginé que estaría aquí 14 años después, en perfecta salud y disfrutando de mi familia.
    

Tres mitos sobre el VIH
Mito: El VIH se contagia al besarla, abrazarla o usar el mismo excusado.
Verdad: El virus se contagia a través de sexo vaginal o anal sin protección; al compartir la misma aguja; durante el parto o la lactancia cuando la madre le transmite el virus al bebé. Con tratamiento, sólo hay uno por ciento de probabilidades de transmisión del VIH durante el parto.

Mito: Solamente los homosexuales, prostitutas y drogadictos pueden contraer el VIH.
Verdad: El VIH afecta a cualquiera. No es posible notar de vista que alguien tiene VIH.

Mito: Ser VIH positivo es igual a tener SIDA.
Verdad: Tener VIH no significa tener SIDA. El SIDA se define cuando el infectado presenta menos de 200 células T y es vulnerable a infecciones.